martes, 23 de diciembre de 2014

Los Licenciados Ponce

Oscar y Juan Ponce son padre e hijo.
Cursaron y se recibieron juntos en la carrera de Seguridad, Higiene y Control Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la UFLO. Una historia académica y de vida muy particular.


Los Ponce se recibieron con Diploma de Honor

La historia comienza cuando Juan, luego de finalizar una tecnicatura, busca completar sus estudios y alcanzar el título de Licenciado en Seguridad e Higiene. Esta decisión une el destino académico de Oscar Ponce (60) y Juan Ponce (32). Ambos protagonistas de una historia que, más allá de sus lazos directos y las diferencias de edad, los iguala en una relación muy particular como profesionales especializados.

Oscar, quien ya ostentaba título de Veterinario y había finalizado su tecnicatura en Seguridad e Higiene, tomó la delantera en la decisión de cursar en la Facultad de Ingeniería de la UFLO la licenciatura en Seguridad, Higiene y Control Ambiental. Juan se sumó y así iniciaron una aventura profesional que culminó en un acto de colación donde cada uno recibió su propio diploma de Licenciado.

Cuenta Oscar, el padre: “Vinimos a la UFLO una vez comenzada las clases. Esto fue en el 2011. Les dije que con Juan Eduardo, mi hijo, queríamos incorporarnos para hacer la licenciatura. Me escucharon y me brindaron todo el apoyo. Me dieron todas las facilidades. Me abrieron las puertas de par en par. Me facilitaron la llegada. Y la condición para ingresar era que me tenía que poner al día con las clases. Así comenzamos, junto con mi hijo, en los mismos cursos. Nuestro recorrido en la Universidad fue con muy buenas notas, es más los dos hemos sido premiados con la mención de honor.


U.I. ¿Juan (hijo) vos pasás directamente de la secundaria para hacer tu tecnicatura anterior?
(Juan) No, no fue directamente. La verdad es que primero estudié hotelería en una universidad del Gran Buenos Aires, lo terminé, y empecé a trabajar en un hotel. Sinceramente, la tarea no me gustó, en absoluto. Fue tan mala la experiencia que “juré” que nunca más trabajaría en el negocio hotelero. Luego trabajé en talleres mecánicos porque me encantan los autos, las motos y demás. Al tiempo me di cuenta que tampoco era mi vocación. No me gustaba lo que tenía que hacer.

Así fue que casi por necesidad, para no quedarme sin trabajo, le pedí un puesto al jefe de mi padre, y en la actualidad también el mío, el Ing, Mario Spataro. Le dije que lo haría sólo por los viáticos. Me respondió que me daba el trabajo si yo me dedicaba a estudiar. Y así lo hice. 

Empecé a trabajar una semana antes de anotarme en el instituto. Terminé la tecnicatura y después se dio la oportunidad de terminar la licenciatura en la UFLO, y también lo hice. Con lo cual cumplí con mi promesa.

Después que empecé, mi viejo se entusiasmo y arrancó en la tecnicatura un cuatrimestre más atrás. Él me siguió porque se dio cuenta que estaban buenos los contenidos de las materias, no porque necesitará el título para su trabajo.                                                                       
Juan también estudió Hotelería y Oscar es veterinario


U.I. ¿Qué te pasó cuándo llegaron los dos juntos a la misma aula?
(Juan) Y, no es fácil. Si mal no recuerdo la primera materia fue matemática y la segunda biología. Él es veterinario por lo cuál creo que algo sabe de biología, digamos que tiene otro nivel. La docente y mi viejo hablaban en un nivel y nosotros no. Entonces había cuarenta personas que estaban en la misma situación que yo. Yo llegaba a casa y le decía a mí vieja: ¡Coséle la boca! Hablaban en un idioma a nivel biológico que nosotros no teníamos ni idea. Y todos te miran y te dicen: ¡Callalo a tu viejo! 
 U.I. ¿Y vos Oscar (padre) te dabas cuenta de eso?
(Oscar) No, para nada. Desde que fui a la UBA, que le agradezco la libertad de pensar, y le retribuyo a la UFLO los conceptos académicos que recibí. Siempre fui de la idea de sacarle todo el provecho que se puede al docente. Como ya tengo 60 años, no tengo 24 como tienen ellos, eso me llevaba que en algunas clases o en algunas materias puntuales quería indagar, investigar un poco más y hacía preguntas que a ellos los aburrían o no lo entendían.

U.I. ¿Y te pudiste acomodar al cómo cursar una cátedra después de tanto tiempo? Se presupone que hay una actitud dialógica en el aula, una relación implícita entre los docentes, con los compañeros, entre todos.
(Oscar) Yo como padre cursar con mi hijo no me era una carga, la carga era de él al estar  en el mismo curso que el padre. No sentía diferencias y me sentía orgulloso. Creo que he aportado a la formación de mi hijo. Agrego que después de haberme recibido, después de estar ya en la profesión y encontrarme con otros pare se puede evidenciar el excelente nivel académico con el que cuenta la UFLO.

U.I. Vos decías que le enseñaste muchas cosas que tratás de transmitirle pero él, tu hijo, en el aula, ¿qué te transmitía?
(Oscar) Varias cosas. Primero que yo llegaba a casa y estudiábamos juntos. Preparábamos los exámenes juntos, y yo lo veía, no cómo a mi hijo sino como un compañero excelente, con gran capacidad. Aprendí mucho con él y yo traté de enseñarle lo que sabía. Hemos aprobados exámenes con muy buenas notas, y con muy buen nivel. Para mí, como experiencia, fue sumamente positiva

U.I. ¿Qué ganaste en tenerlo a tu papá en la misma aula?
 (Juan) Si yo no hubiese cursado con él, posiblemente no hubiese obtenido los logros que obtuve. Yo corrí con la ventaja que hice la mayoría de las materias con mi papá. Salía de la facultad e íbamos a nuestra casa y nos teníamos que sentar a estudiar.  Sólo nosotros teníamos la ventaja de salir de acá y capaz que lo que él entendió yo no lo llegué a comprender y él me lo explicaba, y viceversa. O las veces que tuve que faltar, él llegaba con los apuntes y yo ya tenía un problema menos que resolver. 

U.I. ¿Y tus compañeros, los de tu edad, qué te decían?
(Juan) Una compañera creía que era mi hermano. Le dije: ¡Nacieron 30 millones de personas entre él y yo! Se mataba de risa. Pero es cierto que no es común que un padre y un hijo estudien la misma carrera y en un mismo curso. Hasta los docentes comentaban: es la primera vez que me toca darle clases al padre y al hijo juntos. Cuando pasaban lista decían: Ponce 1, Ponce 2.

Juan: "repetiría la experiencia con mi hijo"
Oscar: "la única herencia que le dejo a mis hijos es el conocimiento"
U.I. Si el día de mañana se da nuevamente la posibilidad, en este caso que vos vayas a estudiar con tu hijo, ¿qué cosas tomarías y que cosas dejarías?
(Juan) No tengo por ahora la experiencia de ser papá, pero te lo digo a la distancia: trataría de ser por lo menos la mitad de paciente que fue mi padre conmigo. Repetiría la experiencia con mi hijo, desde ya. Por lo que él me dice, el cursar juntos fue gratificante para él. Es por esto que no lo descartaría en un futuro.
Porque así como detallé que al vivir en la misma casa que nos alivianó un montón el tema del estudio, también hemos vuelto peleados de la facultad porque el pensaba una cosa y yo pensaba otra. Obviamente discutíamos pero se pasaba en el momento. Además del estudio, tenemos que tener en cuenta que yo trabajo con mi papá, el me coordina a mí. Hay una relación permanente.

U.I. Oscar, ¿qué cosas te hacían pensar que la relación padre – hijo se podía complicar?
(Oscar) Había algunas clases que no le prestaban demasiada atención al docente y me parece que uno no aprovecha la todo lo que le están brindando. Soy un convencido que uno tiene el privilegio de estudiar, no es el derecho, es el privilegio, por lo tanto debemos aprovechar todo lo que podamos de los docentes. Propio de la edad, propio de los compañeros que uno tiene. Los más jóvenes se dispersan más rápido y no le damos demasiada bolilla a este tema  o no vamos a fumar a fuera y nos perdemos a veces pequeñas perlitas que son importantes para concluir una carrera. Eso puede ser lo que más me fastidiaba, no las discusiones.

U.I. ¿Ahora qué tipo de trabajo realizan?
(Oscar) Nos desarrollamos en higiene y seguridad laboral y control ambiental, teniendo a cargo clientes importantes. Nos tocan reuniones donde uno demuestra el acerbo que tuvo en la UFLO. Nos relacionamos con otros profesionales, que viene de otras facultades, y uno tiene que saber desenvolverse muy bien
  
U.I. Cuándo vos comentas que te recibiste con tu viejo, ¿qué te dice la gente en la calle?
(Juan) Cuando yo lo cuento lo hago con orgullo, a parte los dos nos recibimos con diploma de honor. En el ámbito que se puede comentar, generalmente, es en el ámbito laboral. Allí muchos sabían de nuestra historia. Se sorprendieron muchos cuando empezamos a cursar juntos.

U.I. Cuándo le comentaste a tu esposa que ibas a cursar junto a tu hijo, ¿Qué te dijo? ¿Qué pensó?
(Oscar) Mi esposa es arquitecta. Cuando le dije que iba a estudiar higiene y seguridad laboral y control ambiental me brindó el apoyo inmediatamente. Luego, casi me intimó: “¿Y si lo entusiasmas (a Juan) con lo tuyo también?”.

Luego, cuando empezamos a cursar juntos, tuvo la suficiente paciencia de esperarnos por nuestros horarios medio complejos y de brindarnos el apoyo. Como digo siempre, si uno no tiene todo el contexto difícilmente logre cosas. Por suerte le pude transmitir la disciplina de estudiar cuando se debe estudiar, no importa si es sábado o domingo. Como padre yo les digo que hay una etapa de mi vida que la cumplí. La única herencia que les dejo a mis hijos es el conocimiento.
  

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