viernes, 16 de marzo de 2018

Desarrollan un módulo móvil para tratamiento de efluentes industriales mediante ozonización in situ



Se trata de un sistema de bajo costo que busca reducir el nivel de contaminación en industrias que utilizan materia orgánica como principal insumo. Resulta beneficioso tanto para el marco legal local como para los compromisos firmados con organismos internacionales, de los cuales Argentina es estado miembro.

Las disposiciones de la Agenda 2030 son claras. Establecidas por la Organización de las Naciones Unidas y plasmadas en los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible en 2016, tienen como meta promover la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Si bien no hay un marco jurídico que las regule, cada país asume el compromiso de ponerlas en práctica.


Algunos de esos objetivos –que contemplan múltiples temáticas ambientales– están orientados a garantizar modalidades de consumo y producción sustentables y a bregar por un agua libre de impurezas. Dentro de estas dos premisas se enmarca un proyecto de la Universidad de Flores, que tiene como propósito reducir el nivel de contaminación industrial a través de un módulo móvil de bajo costo. La particularidad de este dispositivo es que se nutre de ozono, lo cual aliviaría considerablemente el bolsillo de la empresa o industria que lo utilice.

“La ozonización es un proceso de purificación de aguas o efluentes que provienen de aquellas industrias que tienen materia orgánica o componentes biológicos como principal insumo”, explica Graciela Pozzer, licenciada en Ciencias Ambientales y directora del Departamento de Actividades Interdisciplinarias de UFLO, área a cargo de la iniciativa, compuesta por ingenieros, bioquímicos y especialistas ambientales. “Cuando se utiliza esa materia orgánica, se disuelve en agua y se transforma en residuos biodegradables. Estos tienen una gran capacidad de consumir oxígeno para biodegradarse. Así se puede arribar a la putrefacción, lo que conlleva olores y reduce la disponibilidad de agua para ése y otros usos”.

Los residuos provenientes de sangre, suero, leche, harina, frutas o jabón se transforman en efluentes junto con el agua resultante de procesos de lavado de herramientas o cubetas y van a parar a lagunas de estabilización. Este líquido puede filtrarse a través de las capas del suelo y llegar a napas subterráneas o contaminar cuerpos de aguas superficiales. Se trata, en definitiva, de volúmenes de agua que no se pueden aprovechar dado que están contaminados.

“A la empresa le cuesta muchísimo dinero esta cantidad de agua que capta y la vuelve inutilizable”, señala Pozzer. “Si quiere evitar eso, tiene que hacer un enorme gasto instalando una planta de tratamiento, que es lo que la autoridad de aplicación exige. Debe estar ubicada al final del proceso industrial, antes de que el efluente llegue al ambiente, y no sólo es muy costosa, sino que también tiene que ser operada por personal calificado que controle. Se deben tomar muestras que coincidan con los parámetros físico-químicos y biológicos que rigen en la legislación vigente. Una vez que pasa por esa planta, el agua debería ser limpia y hasta potable”.



Una alternativa de bajo costo

El dispositivo diseñado por el equipo de UFLO utiliza al oxigeno atmosférico (O2) como principal insumo. Este gas se transforma en ozono (O3), con una considerable capacidad de oxidación: al estar formado por tres átomos de oxígeno, uno de ellos se vuelve muy inestable, con alto poder oxidativo. De esta manera, resulta muy fácil tomar oxígeno del aire a través de la corriente eléctrica y transformarlo en ozono.

“Una vez que esa molécula de ozono está dentro de nuestro módulo –detalla Graciela Pozzer–, pasa el efluente por allí y este átomo de oxígeno lo oxida y lo vuelve menos o no contaminante. La idea del módulo, al ser móvil, es que pueda colocarse en cualquier parte del proceso industrial. Es muy versátil, se puede adaptar en ubicación, tamaño y capacidad volumétrica de acuerdo a los requerimientos de quien lo solicite”.

Existen procesos de ozonización que utilizan agua oxigenada, pero resulta un insumo caro, porque además requiere radiación UV y Ozono como insumo a adquirir. “Nuestro emprendimiento resulta mucho más accesible porque se toma el oxígeno del aire, que es gratis, y a temperatura ambiente”, amplía la especialista. “Lo tomamos a través de un colector de gases, se transforma en ozono dentro del ozonizador y hace pasar el efluente por ahí. Es un sistema que se conoce como Venturi. Lo que tiene de innovador nuestro producto es reordenar esos recursos ya existentes, aplicarlos a esta necesidad y sin ningún costo de insumos materiales, al utilizar el aire que estamos respirando. Y además es móvil: cualquiera lo puede colocar dentro de la etapa  de la cadena productiva que considere necesario. Una vez que quien lo usa esté familiarizado, no necesita tener un personal con sueldo para que le venga a operar la planta de tratamientos. Se puede controlar una vez por día”.


Primeros testeos y normas a tener en cuenta

Los expertos realizaron sus primeros ensayos en la fábrica de helados Abuela Goye y el frigorífico Golden Quail, en la provincia de Buenos Aires, que habían recibido denuncias por la calidad de efluentes arrojados. Los resultados fueron exitosos: la implementación del dispositivo logró reducir la DBO (demanda biológica de oxígeno), que es el principal parámetro que controla la autoridad de aplicación. Los microorganismos que descontaminan la materia orgánica demandan oxígeno biológicamente, se los inactiva y de esa manera disminuye la DBO.

“La DBO siempre va a depender del volumen y la calidad del efluente que genera la empresa. Se toman muestras, se analizan  en laboratorios y se mide la DBO antes de pasar por el ozonizador y después de que sale del tratamiento. Lo deseable es que no supere los 50 mg. por litro. Si mide más que eso los van a sancionar de acuerdo a cuánto se excedan: les pueden aplicar una multa, una clausura y una orden para instalar una planta”, explica Pozzer.

Existe un marco legal a nivel nacional que responde a aquellos compromisos que nuestro país firmó con organismos internacionales, aunque cada provincia cuenta con su propia legislación: “Las industrias en Tucumán por ejemplo, producen efluentes con una altísima DBO por sus residuos de caña de azúcar, o las de Río Negro, con los jugos de fruta, pero en ninguna de ellas el parámetro exigido, la DBO, es mayor que el exigido por la legislación nacional”, precisa la especialista.

Según Pozzer, “las industrias, en general, tienden a no respetar los parámetros en efluentes, por los costos que les genera la construcción, puesta en marcha y operación de la planta de tratamiento. Entonces, se tiende a contaminar mientras la autoridad de aplicación no ve o no alcanza a controlar y vuelcan el efluente sin tratar  a un cuerpo de agua, como sucede en el Riachuelo. En la provincia de Buenos Aires, las leyes 11.459, que exige evaluación de impacto ambiental y otros requisitos, y 11.723, exigen parámetros que se van fortaleciendo con distintas resoluciones. Los procesos avanzados de ozonización buscan la destrucción de contaminantes y no su mera transformación en otros, como sucede con los lodos resultantes de ciertos tratamientos. Los beneficios ambientales se valoran por el método del costo evitado: son eficaces, económicamente viables y ecológicamente sostenibles”.

 (Esta nota fue publicada en el sitio Argentina Investiga el 12/03/2018)


miércoles, 7 de marzo de 2018

“Tenés cara de…”: lo que nos dice el rostro

Un proyecto se propone adaptar localmente la "Batería de Lectura de la Mente en el Rostro", originaria de Cambridge, Inglaterra, y así establecer normas y validar esta tarea de reconocimiento emocional, en cuyo rendimiento tienen incidencia variables como el sexo, la edad y el nivel educacional.
Alegría, asco, ira, miedo, sorpresa y tristeza. Son sentimientos que se manifiestan en nuestro rostro y a la vista de los demás. Son cotidianamente reconocibles en cuestión de milisegundos. Detectar estas emociones faciales es una capacidad de lo que en psicología se conoce como ‘Teoría de la Mente’, una habilidad para inferir estados mentales en las personas que nos rodean.


En función de esto, un estudio de la Universidad de Flores se propone adaptar localmente la Batería de Lectura de la Mente en el Rostro, originaria de Cambridge, Inglaterra, y así establecer normas y validar esta tarea de reconocimiento emocional, en cuyo rendimiento tienen incidencia variables como el sexo, la edad y el nivel educacional. Para ello, se administrará a 150 adultos jóvenes y 150 adultos mayores sin patología una versión traducida y adaptada de esta prueba. Se les mostrarán cincuenta videos, más dos de prueba, en los que distintos actores de diferentes edades, etnias y sexos representan una emoción. Los participantes deben elegir, entre cuatro opciones, cuál de ellas se ajusta mejor al video mostrado.

“La Teoría de la Mente –explica el psicólogo Pablo Gómez, director del proyecto– no es simplemente una teoría, sino una habilidad, así como la memoria o la atención, que nos permite representar los deseos, las creencias y sentimientos de los demás con independencia de los propios”.

Según el investigador, la lista de emociones básicas y los criterios para catalogar una emoción como tal varían. Una de las clasificaciones más extendidas es la de Paul Ekman, psicólogo norteamericano pionero en este campo, que sostiene que las emociones básicas son aquellas de expresión universal, innata, y que no contienen otras emociones como parte. Allí aparecen las citadas anteriormente: alegría, asco, ira, miedo, sorpresa y tristeza. Por el contrario, científicos escoceses plantearon recientemente que las emociones básicas no son seis sino cuatro, dado que consideran que el miedo y la sorpresa, así como la ira y el asco, comparten movimientos faciales y pertenecen a la misma categoría.

“Con las emociones secundarias –amplía Gómez– pasa algo similar, en cuanto a que no hay un criterio uniforme pero se acepta comúnmente que son aquellas que surgen de la combinación de emociones básicas y su expresión está más moldeada por el ambiente. Por ejemplo, Robert Plutchik, otro especialista, sostiene que el susto sería la combinación de miedo y sorpresa, mientras que la mezcla de tristeza y sorpresa daría decepción”.

La nueva batería ya está íntegramente traducida, tomando de referencia las dos versiones argentinas anteriores, y los investigadores comenzaron a administrarla en sus grupos de estudio. Con datos parciales, se revisarán nuevamente los estímulos y las opciones de respuesta ofrecidas a los participantes. El objetivo es que esta adaptación y sus normas estén disponibles, tanto para uso clínico como para investigación.

 
Algunas particularidades

Si bien el proyecto de UFLO transita su etapa inicial, los investigadores advierten algunas particularidades desde el punto de vista de los estímulos. Por ejemplo, reconocer emociones en rostros de personas mayores es más difícil, dado los cambios en la musculatura y la presencia de arrugas. Asimismo, también está descripto que es más sencillo reconocer emociones en rostros de personas de nuestro mismo rango etario, siendo más difícil para adultos mayores reconocer jóvenes, y viceversa. “Varios estudios indican que hay menor activación en la amígdala cerebral –órgano central para la detección de emociones– de los adultos mayores, en comparación con los adultos más jóvenes, cuando se ven expresiones emocionales, especialmente ante emociones negativas. Algunos argumentaron que las dificultades en el reconocimiento emocional entre adultos mayores podrían deberse a cambios relacionados con la edad en el volumen del cerebro social, particularmente en las áreas frontales y temporales”, explica Pablo Gómez.

“Excluimos participantes con enfermedad neurológica o psiquiátrica, que no sean de habla hispana, así como a aquellos con dificultades severas en la comprensión de consignas, o que no hayan podido completar la tarea”, agrega el especialista.

 
Abordaje local

Dada su relevancia como factor mediador entre los aspectos cognitivos y la adecuación social del individuo, la cognición social es actualmente un foco importante de investigación y su tratamiento en nuestro país es toda una novedad. “El desarrollo de normas locales contribuye al diagnóstico y seguimiento de patologías que presentan alteraciones en Teoría de la Mente, así como una correcta valoración de estos déficits abriría la posibilidad a un abordaje terapéutico más puntual y efectivo”, señala Gómez. De todas maneras, la Lectura de la Mente en los Ojos “adaptada” no resultó tan distinta de la original inglesa. “Siempre me gustó pensar que los latinos somos más cálidos que los británicos y que por eso tendríamos un mejor desempeño en este tipo de tareas, pero la evidencia no parece demostrarlo”, cierra el psicólogo.

(Esta nota fue publicada originalmemte en el sitio Argentina Investiga el 5/3/2018)