El insulto, el “hablar mal” a espaldas del otro y el uso de
apodos ofensivos son las principales formas de hostigamiento entre chicos de 11
a 13 años, según lo determinó un estudio realizado en escuelas primarias de la
Ciudad de Buenos Aires.
El acoso físico o psicológico reiterado de un chico contra
otro es un hecho común en nuestras escuelas, un tema corriente en los
periódicos que preocupa a toda la comunidad. Se trata de una problemática
social que afecta no solo a las víctimas y a los victimarios, sino que también
a los no implicados de forma directa como testigos, docentes y familias.
El fenómeno conocido como “Bullying” u “Hostigamiento entre
pares” se define como un comportamiento prolongado de insulto verbal, rechazo
social, intimidación psicológica y/ o agresión física de un/ os niño/ s hacia
otro que se convierte en víctima. Se estima a nivel internacional que uno de
cada seis alumnos recibe alguna clase de acoso por parte de sus pares entre los
nueve y catorce años.
En un estudio realizado por investigadores de la Universidad
de Flores sobre las características del hostigamiento se observó que las formas
más frecuentes en que se ejerce la agresión son el insulto, el hablar mal del
otro y llamar con sobrenombres que ofenden.
Los investigadores de UFLO trabajaron sobre los distintos
roles en el proceso de hostigamiento entre alumnos de los últimos años de la
escuela primaria: el hostigador, el hostigado y los testigos de situaciones de
acoso
El análisis se desarrolló a través de una encuesta en 9
establecimientos educativos de la Ciudad de Buenos Aires, en la que
participaron 966 estudiantes de ambos sexos de 6º y 7º grado, de 11 a 13 años.
Los autores determinaron que la forma de hostigamiento más
común desde la mirada de los Testigos ,refieren a “insultarlo” en un 90 por
ciento; “hablar mal de él o de ella” en un 88.3 por ciento y “ponerle
sobrenombres que lo ofenden” en un 85,2 por ciento.
En el caso de las víctimas u hostigados, las tres formas de
Bullying que aparecen con mayor frecuencia son, en primer lugar, “hablan mal de
mí”, (45,6%), luego “Me insultan o me burlan” (43,4%), y finalmente “Me ponen
sobrenombres que me ofenden” (31,7%).
Por su parte, el rol del Hostigador se centra en
“Insultarlo” (54,2%), “Hablar mal de él o ella” (53,1%), y finalmente
“Ignorarlo o hacerle el vacío” (36,6%). “Ponerle sobrenombres que lo ofenden”
(36,2%) ocupa recién el cuarto lugar.
Los autores, el director Miguel Ángel García Coto, el
codirector Bernardo Kerman, y las investigadoras Flavia Sinigagliesi, Fernanda
Molinari, Mariana Kelly Gabriela Mures subrayan: “Llama la atención la
congruencia entre la perspectiva del hostigado y el hostigador en cuanto a la
tipología del hostigamiento”.
La diferencia en la frecuencia podría atribuirse, según los
investigadores de UFLO, a que los testigos no denuncian los hechos de maltrato
de forma directa, sino a través de cuestionarios anónimos. Al mismo tiempo,
agregan “También podría pensarse que las diferencias se deben a que tanto los
Hostigadores como los Hostigados no dan cuenta de la verdadera magnitud del
fenómeno, a pesar de ser una encuesta anónima”.
El sexo importa
El estudio, titulado “Estudio Epidemiológico de Conductas de
Hostigamiento (bullying) entre pares en escuelas argentinas” arrojó resultados
relevantes en lo que respecta al género de los participantes de una situación
de hostigamiento.
Desde la perspectiva de la víctima, las mujeres poseen
mayores niveles de percepción de que “la ignoran o le hacen el vacío” que los
hombres, mientras que los hombres poseen una mayor percepción de que “lo
insultan o burlan” y “le pegan” que las mujeres.
En tanto, desde el rol del hostigador, se observan
diferencias estadísticamente significativas a favor de los hombres en cuanto a
“insultar”, “poner sobrenombres ofensivos”, “romper cosas de la propiedad de la
victima”, “robarle cosas”, “pegar, patear o lastimar” y “amenazar para que se
asuste”.
Estos resultados permiten inferir que si bien existen formas
comunes de hostigamiento, los hombres poseen estilos de hostigamiento más
definidos que las mujeres. Desde la perspectiva del testigo se observa que las
mujeres poseen una percepción mayor que los hombres en “Hablar mal de él o
ella”, mientras que los hombres perciben más que las mujeres el insulto y la
violencia física.
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