viernes, 21 de octubre de 2016

UFLO promueve herramientas para la lectura y escritura académicas y profesionales

Entrevista a la Dra. Estela Moyano, investigadora de la institución y directora de programa PROLEA, que apunta a favorecer el acercamiento del estudiante al texto universitario.

Para quienes ingresan a la universidad, toda carrera exige una nueva predisposición respecto a la lectura y a la escritura. A medida que se suceden las asignaturas van incorporándose conceptos y prácticas lingüísticas cada vez más complejos, por lo que se hace necesario un apoyo, seguimiento y evaluación del alumno a la hora de acercarse –tanto para lectura como para escritura– a un texto académico.

Impulsado por la Universidad de Flores, el Programa de Lectura y Escritura Académicas (PROLEA) se basa en la articulación de docentes de distintas disciplinas y acompaña al estudiante favoreciendo su inserción, su permanencia y su graduación. Esta novedosa iniciativa pone a la UFLO a la vanguardia en relación a otras universidades.

Quien está al frente del PROLEA es la Dra. Estela Moyano. Lingüista e investigadora, la directora del proyecto escribió numerosos artículos sobre esta temática educativa. El más reciente fue publicado –junto a la Lic. Jacqueline Giudice– en la revista brasileña Ilha Do Desterroy se encuentra disponible aquí.

 La Dra. Estela Moyano es la promotora de la iniciativa

A continuación, la Dra. Moyano da detalles de este emprendimiento, según sus palabras, “continuamente monitoreado”.

¿Cómo definiría el concepto de Programa de Lectura y Escritura Académicas?
Se trata de un programa transversal a las carreras que tiene como objetivo asistir a los estudiantes en la lectura y escritura de los textos que tienen que manejar en la universidad y de los que los preparan para la actividad profesional futura. Ése es el objetivo central, que tiene repercusión en cómo los estudiantes desarrollan mayores habilidades para el aprendizaje de los contenidos de las materias. Está estudiado que el trabajo sobre la lectura, la escritura y la reescritura de los textos tiene incidencia en ese aprendizaje. Nosotros tenemos un cuerpo de docentes que forman parte del Programa y que trabajan en distintas facultades de la universidad. El trabajo consiste en seleccionar, junto con el decano de cada Facultad y el director de cada carrera, materias desde el primer hasta el último año que se “asocian” al programa. Esto implica que el docente del Programa tiene reuniones con los docentes de las distintas materias para acordar, entre otras cosas, qué tipo de trabajo escrito van a desarrollar los estudiantes, qué función va a tener en la cursada y qué momentos se van a destinar para el trabajo con ellos.

¿Se trata de trabajos propios de las materias o diseñados especialmente para el Programa?
Son trabajos que los docentes de las distintas materias deciden que sus estudiantes tienen que producir. En general, en las materias se producen textos escritos para dar cuenta de los aprendizajes, como trabajos prácticos o trabajos finales. Entonces, lo que se hace es acordar qué es lo que van a escribir los estudiantes en esas distintas instancias y se selecciona con qué trabajo va a participar el docente de PROLEA para el asesoramiento. Después, se caracteriza el tipo de trabajo: se buscan modelos, se analizan, se determina su, propósito, su estructura y las características del lenguaje utilizado. Nosotros no trabajamos con talleres paralelos. Lo que hacemos es trabajar en el interior de la materia, por lo cual el profesor cede espacios de trabajo en la asignatura para caracterizar el texto y su posterior edición.

¿Cómo se trabaja la revisión de un texto?
A mí no me gusta el término “reescritura”, porque parece que uno fuera a escribir todo de nuevo. Un texto nunca está completo desde el primer momento. Uno hace borradores y va completándolos, mejorándolos, ampliándolos o reduciéndolos según el caso, hasta que logra el texto con las características que desea. Les enseñamos a a los estudiantes a trabajar como escritores expertos, a mirar el género desde su caracterización y luego a producir un texto de esas características.

¿En qué materias están implementando el programa?
Estamos trabajando en las facultades de Psicología y Ciencias Sociales, Derecho, Actividad Física y Deporte, e Ingeniería. La idea es extender el trabajo hacia todas las carreras. Vamos acordando con el Vicerrectorado para definir qué facultades irán ingresando y en qué orden, y al mismo tiempo vamos conformando el equipo de trabajo.

¿Detectaron dificultades en la lectura y escritura que vienen desde los niveles anteriores a la universidad?
En general, los estudiantes tienen problemas al ingresar a la universidad. Esto no quiere decir que sean problemas de “arrastre”. Una cosa es que pueda haber problemas en los niveles anteriores, pero el trabajo de lectura y escritura en la universidad tiene particularidades, que alcanzan tanto a los estudiantes que tuvieron bajo rendimiento, como a aquellos que vienen de una educación de un buen nivel. Al ingresar en la universidad, se encuentran con textos que nunca han visto y empiezan a transitar en nuevos ámbitos sociales, entonces es lógico que se presenten dificultades. El trabajo en la secundaria puede ponerlos en mejores condiciones si se trata de una buena escuela, pero no resuelve de ninguna manera este problema por anticipado.

Según Moyano, el PROLEA es un programa "continuamente monitoreado"

¿Cuentan con una ventaja quienes se acercan a otros géneros? Por ejemplo, la literatura.
El texto académico es muy particular, con características diferentes a la literatura. La ventaja que puede tener quien tiene gusto por la escritura literaria es que puede ser un poco más flexible en términos de aprendizaje y manejo del lenguaje. Lo que no quiere decir que esté mejor preparado, y a veces hasta presenta algún tipo de resistencia ante un lenguaje que está diseñado para producir conocimiento científico, que es compacto, que tiene un nivel de abstracción muy alto. Y la literatura es todo lo contrario.

Los hábitos de los jóvenes respecto a las nuevas tecnologías de lectura y escritura, preferentemente el uso de las redes sociales, ¿atenta contra la tolerancia a leer textos más extensos y elaborados?
Las nuevas tecnologías no son las culpables de nada. Son herramientas sumamente útiles que nos permiten realizar cierto tipo de actividades. Algunas son informales, pero las redes también son herramientas para la comunicación de pensamiento o para la construcción de textos argumentativos, incluso de textos que tienen que ver con la toma de posición sobre la administración de un país. Se ha demostrado que estos últimos son textos que usan un lenguaje que asume características del lenguaje científico-académico. Las redes sociales tienen múltiples usos y no son responsables de ninguna carencia. Las prácticas se aprenden cuando se ingresa a un ámbito social diferente. Por ejemplo, la oralidad deja de ser familiar o informal, para asumir características más similares a las del discurso escrito.

Ustedes trabajaron con encuestas. ¿De qué manera las pusieron en práctica?
Nosotros tratamos de hacer enseñanza explícita de los procesos de lectura y escritura, entonces, mediante las encuestas a los estudiantes, tratamos de ver cuánto grado de aceptación tuvieron esas nuevas prácticas y cómo evalúan su propio desempeño en esas actividades. También encuestamos a docentes que participaron de esta experiencia, para que también ellos evalúen el Programa desde su perspectiva y analicen la utilidad que tuvo en sus estudiantes. Por otro lado, nosotros hacemos evaluación del progreso de los estudiantes a través del análisis de sus textos.

El programa acompaña al estudiante en sus procesos de lectura y escritura

Aunque sean parciales, ¿el proyecto ya tiene algunos resultados?
El programa se evalúa continuamente. Nosotros hacemos lo que se llama investigación/acción, de manera que a medida que vamos llevando a cabo las actividades, las vamos evaluando y produciendo información. Evaluamos el efecto que tiene en la producción escrita de los estudiantes y en la toma conciencia de los docentes respecto a las características lingüísticas de esos textos.

Por sus características, el PROLEA parece una propuesta innovadora en el ámbito universitario. ¿Es así?
Concretamente existen dos programas de estas características: uno está radicado en la Universidad de General Sarmiento y el otro es el que implementamos en UFLO. Hay otras instancias donde se enseña lectura y escritura académica, pero asumen las características de talleres paralelos a las materias y están dictados por profesores de letras, ajenos a los contenidos de las materias que se enseñan en la carrera. En otras experiencias, son los docentes de las propias materias quienes se hacen cargo también de la enseñanza de la escritura. Pero lo cierto es que esos docentes no necesariamente tienen formación en lingüística y enseñanza del discurso. Por eso creo que lo positivo del Programa es la asociación de un docente de letras, que tiene capacidad para el análisis del discurso académico y su enseñanza, con otro que conoce los contenidos y las prácticas profesionales. Esto produce una sinergia muy interesante en la que cada uno aprende cosas nuevas. Ninguno se vuelve un experto en la especialidad del otro, pero trabajando de manera interdisciplinaria se logra un valor.

¿Qué cree que le aporta al alumno un programa de estas características?
En principio, los resultados del programa son importantes para favorecer la inserción de los estudiantes. En el caso de UFLO, a diferencia de lo que ocurre en General Sarmiento, empezamos con materias de primer año. Entonces, el hecho de que los estudiantes ya al ingreso a la universidad empiecen a tener este tipo de trabajos, implica que tienen asistencia desde el primer  momento en las tareas que se les solicitan. Esto favorece también la trayectoria del estudiante en la universidad: para que un estudiante permanezca en la universidad hacen falta una cantidad importante de factores, pero uno de ellos es el manejo de la lectura y escritura académica. Al mismo tiempo, favorece también la graduación, porque empieza a prepararlos para que estén dispuestos a realizar un trabajo final y a insertarse en las prácticas escritas profesionales. En resumen, el aporte que hace un programa de esta naturaleza en la universidad tiene que ver con favorecer la inserción, la permanencia y la graduación de los estudiantes, así como en su proyección en las prácticas profesionales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario